¿Cómo se sienten los protagonistas?

En una conversación profesional en la cual participé recientemente, los participantes comentaban cómo les sorprendía la capacidad que tenemos las personas de aceptar y adaptarnos a los nuevos roles y responsabilidades que la empresa nos pide en cada momento. Por motivos diversos, a veces estos cambios se implementan en un plazo muy corto de tiempo o en ocasiones no se da la opción de preguntar, entender o negociar sobre aquel nuevo escenario. Nos lo tragamos en seco, sin agua, y salimos adelante. En ningún caso este artículo pretende hacer una crítica de los modelos de gestión del cambio y comunicación interna de las empresas, al contrario, busca poner el foco en cómo las personas, en cuanto que individuos, hacemos frente a decisiones (profesionales) de terceros que pueden afectar profundamente nuestro desempeño y el bienestar personal con nosotros mismos y quienes nos rodean.

 

En algunos casos la empresa no comparte sus análisis sobre la idoneidad del cambio ni ofrece al implicado la oportunidad, el tiempo o los recursos para reflexionar y detectar cómo se siente y qué necesitaría personalmente para desarrollar aquella nueva tarea con el éxito que la organización espera. En ningún caso quiero decir con esto que la flexibilidad y capacidad de adaptación no sean competencias excelentes en la vida profesional. Aquello que querría poner de relieve es precisamente esta capacidad de algunas personas de aceptar todo el que les viene de fuera sin reflexionar qué competencias y aptitudes pueden necesitar activar o reforzar para disfrutar de este nuevo viaje. Sí, disfrutar. Y todavía más, qué emoción les genera la nueva perspectiva y cómo quieren vivir esta nueva etapa. Porque las emociones generan pensamientos y los pensamientos condicionan nuestros actos.

 

En mi práctica como coach constato a menudo cómo algunas personas se colocan sistemáticamente en el último lugar cuando se trata de definir las prioridades respecto dónde invertir su energía, atención, esfuerzo y sonrisas. Abrazan el nuevo escenario profesional con todos sus recursos disponibles, sin cuestionar los efectos colaterales que puede implicar para ellos mismos. Consciente o inconscientemente, viven para los otros y, en consecuencia, depositan en manos de terceros recibir el reconocimiento y amor que los alimentará durante el camino. Dedican pocos recursos a amarse a ellos mismos y, por lo tanto, pierden su propia libertad.

 

En otros casos, el motivo que conduce a una respuesta similar es el miedo: miedo a “no ser capaz”, miedo a decir “no”, miedo a mostrarse vulnerable, miedo al “no sé”, miedo al “qué pensarán sí…”. Más allá del miedo como amenaza percibida, no real, si fueran capaces de detectar y expresar aquello que realmente les preocupa del nuevo escenario, abrirían la posibilidad a resolverlo. 

 

Otras veces la persona se impone un nivel de autoexigencia tan elevado que construye su identidad mediante sus acciones, es aquello que hace. Cualquier error es considerado un fracaso que afecta directamente a su identidad. No se permite a sí misma cuestionar el nuevo rol y se autoimpone ejercerlo de manera perfecta (como si la perfección fuera alcanzable…).

 

Aquello que llama la atención de todo esto es que, actuando así, uno puede pensar que pone a la empresa, en este caso, delante de sus prioridades, a menudo por responsabilidad y compromiso. Muchas veces, pero, falta valentía y una reflexión personal honesta para identificar qué falta aprender, mejorar, dejar…, para responsabilizarse del nuevo escenario con confianza para lograr el éxito. Igualmente, las empresas, en la mayoría de los casos, preparan una previsión de inversión, timing, presupuesto, resultado, roles, área geográfica, etc…. No obstante, a menudo no prevén un programa de preparación y acompañamiento para los protagonistas, para que se sientan confiados, seguros y fuertes en el desarrollo del proyecto. En consecuencia, se pone seriamente en riesgo su correcta implementación y su éxito. Desde mi punto de vista, incorporar el factor “¿Como se sienten los protagonistas?” a cualquier proyecto, adicionalmente a aquellos factores de tipo empresarial más tradicionales, es fundamental para acercarse al éxito en su sentido más amplio.

Enero 2020